De navidades perdón y algo:
Hace años aprendí la
lección más difícil de mi vida, la de construirla. Las decisiones forman parte
de nosotros y el hecho de tener de elegir sabia y equilibradamente es sin duda
un sinónimo de madurez. Dejar fluir de
forma correcta es la base del éxito.
Navidades, época de buenas intenciones
malintencionadas y ostentación estúpida de felicidad material, felicidad a
todos los efectos sustanciales inexistente.
Es en esta época donde afloran los corazones bondadosos de
quienes alivian su negra conciencia con club de beneficencia. Pero eso no es
nada nuevo, oiga, ya forma parte de nuestra educación, ingrata a ratos y
heredera del silencio intelectual.
El amor es igual a
regalos. Consumismo hipócrita de quienes quieren enmendar sus carencias
morales, sus vacíos de espíritu buscando necesidades donde no las hay.
El cuento es el de
siempre, estamos donde estamos para que vamos a engañarnos. Estamos jodidos, ¿y
qué? Llegaremos a diciembre y ya no importará nada, por un par de días nos
olvidaremos de que ser quién somos para ser mejores. Que bonito…
Ahora en serio, la
concepción consumista de las fiestas se ha apoderado de todo, los ideales se
han ido a pasear al callejón del gato “el esperpento lo ha inventado Goya”
Lo peor sin duda es,
una vez más, la ignorancia que nos acusa. Miro por mi ventana y no veo más que
ignorantes, felices ignorantes. Ni siquiera se dan cuenta de la fragilidad de
sus ideales. Y es aquí donde entra a jugar parte el perdón.
¿La luz debe cegar o debe guiar?; cuestión platónica
recurrente que se nos presenta actual.
Los convencionalismos
sociales existen, estúpido sería no subyugarse a su estupidez de vez en cuando,
simplemente por mera supervivencia, no es más trascendental que eso. Pero
limitar nuestro criterio por seguir a las masas más que idiota es peligroso.
El perdón de
quienes se quieren alejar de esta “fiesta” reside precisamente en esta
“subyugación”. No se trata de hacerlo por convencionalismos, al contrario, es
totalmente práctico. Si la sonrisa de un niño el día de reyes puede levantar
más corazones que la más bella de las poesías ¿Quién soy yo para minarte?
Así pues, el problema
no es hallar el problema, el problema es darse cuenta que vivir, vivir bien es
muy barato (relativamente, pero barato al fin y al cabo). Una cosa es lo
necesario y otra cosa es lo que nos imponemos como necesario. Basta con “un par
de sillas, una cama y algo que echarle al sartén” y finalmente yo añadiría un
“ALGO” ese algo que personalmente me impulsa e incita a vivir.
Y es aquí donde
llegamos al “Algo”, que permanece
inmutable dando la esencia a todo cuando lo concierne y por supuesto, infinito,
estando de una u otra manera ahí desde siempre aguardando.
Se que muchos, llegados a este punto no entenderéis nada.
Tranquilos, no va para vosotros este mensaje.
Ese algo;
indescriptible, inusual, que nos golpea cuando lo desea caprichosamente, Factor
que se nos escapa del conocimiento empírico y no deja de fascinarme. Es en mi
subjetiva opinión una de las claves de la felicidad.
Es también irónico,
porque aparece cuando menos te lo esperas dando sentido a vacíos que obviabas
existentes.
Normalmente no vacilo
a la hora de definir, pero este “algo” es indefinible porque es
incuantificable, es vida y muerte, es la antítesis del silencio solitario. Este algo me ha llevado a lugares que nunca
creí conocer, me ha hecho tragar las palabras, me ha hecho sufrir; que buena
suerte, para acordarme de que existo y de que siento, me ha dado metas y algo
por lo que luchar.
Pero sin duda me ha marcado, cambiado mi vida para mejor.
Algunos dicen que es
“raro”, ¿Cuándo algo especial no lo es? Me he pasado mi vida siendo y queriendo
ser “raro”, nunca me ha gustado ser uno más. Encontrarme con “algo raro” ergo,
será y es lo mejor que me ha pasado.
¿Qué más voy decir?
“Si este mundo cabe en 2 palabras” simple y complejamente como a mi me gusta.
He venido a parar con un “algo” que no soñé jamás pero también jamás fui tan
feliz. “Si su enemigo aparece acechando el espejo, ella le da una SONRISA y
aniquila el complejo”
Nunca me cansaré de luchar por aquello que anhelo, mi “algo”
y por suerte algo, mucho, más.
Y como siempre acabo cerrando con alguna o algunas frases:
ΩΒ ; resume mi filosofía.
Fluir correctamente
es la base del éxito
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