sábado, 9 de febrero de 2013

Confeciones de biografías incompletas



Y porque cuando me pongo a escribir no paro, aquí va otro...

Me ha gustado desde siempre la buena vida. En todos sus sentidos y aspectos pragmáticamente posibles.
 Los escritos, las creaciones en general son indudablemente espejos, aunque a veces cóncavos, de las realidades circundantes que nos tocan vivir en cada momento.
 Son miles de historias, recuerdos, lágrimas en la almohada que se desperdician por el mero echo de no estar presentes en el momento indicado.

 Sin ir más lejos, hace menos de una semana mi intención era no otra que la de retomar mi crítica divagatoría con otro texto acometente hacia el sistema “De libertad, expresión y dependencia”; otro tríptico temático al modo Tolkien que me permitiera desahogarme, y porque no quizás conquistar algún corazón misántropo en este mundo de desidia conformista.
 Cuál fue la sorpresa cuando esta, la libertad, me golpeó, poco más que me explotó en la cara. Un bofetón helado de realidad que me volvió a poner los píes en la tierra con una duda flotando en mi cabeza y una promesa, la de un nuevo capítulo vital.

 Como he mencionado me ha gustado desde siempre jugar y que jueguen, pero llegado a un punto, cuando ya se ha pasado con creces la inacotada línea de lo que está permitido valoro, y con creces, la sinceridad.
 Yo no engaño a nadie, nunca he dicho lo que no siento porque no espero palabras llenas de vacío reconstituyente. Puede que me haya engañado a mi mismo, pero nunca he engañado a nadie. Siempre he dicho la verdad, incluso cuando he mentido he dicho la verdad.

 Del mismo modo valoro que la gente a la que me debo me exprese su sinceridad, si es silencio lo que hay bienvenido sea, si es una lastimosa noticia la que me acomete también es bienvenida.
 Está bien, nos estaríamos engañando si no dijese que ansío respuestas favorables a mis peticiones, al menos carentes de silencio amordazado.
 No quiero miedos ni medias tintas. Y admito que de algún modo me exaspera y me destruye, pero es porque se que si se diera el caso de tener una mínima oportunidad podría hacer tan grandes cosas… Vale, admito que no soy de los que venden sueños al dos por uno, pero juro que esto no es demagogia barata.

 No obstante, no temo a lo que pueda ser o a lo que es sin serlo, se que se debe amar las espina o mejor no aceptar rosas, porque al fin y al cabo “Las nubes grises también forman parte del paisaje” y  podré “apagar las velas y el fogón, devolver la luna que alquilé e inventar algo para el corazón” si se diera el caso con el tiempo quizás, o quizás no…

Pero es que el caso es que no quiero hacerlo, me gustan sus; “no” camuflados en el argumento de que no puede porque no es el momento, por daños a terceros… se parece entrever entre líneas.  Pero es el momento de que pienses un poco en ti y en que las puertas no siempre se abren como queremos, pero el echo de tenerlas abiertas a veces es una suerte, en mi caso desde luego. Qué tu amor me hace sufrir?? Pues bienvenido sea porque me recuerda que existo y que siento.

 Aquí es donde quiero llegar, siempre he tenido reparos a la hora de inmiscuir a terceros pero es que me he pasado media vida pensando en los demás. Mis acciones conllevan una consecuencia directa a veces nefasta. He cometido muchos errores a lo largo de mi historia, pero sabes una cosa??
 No me arrepiento ni de tan siquiera uno, no me arrepiento de absolutamente nada de lo que he hecho, nada…
Pero lamento constantemente las oportunidades que se me presentaron, que deje marchar por valor miedo y que ahora se han tornado tan improbables que parecen imposibles.
 El hecho de catar, de saborear, de exprimir cada oportunidad es único, la realidad, el presente, de algún modo siempre esta ahí como la cuartada sigilosa de quién lo pretende todo y nunca acierta. Una mera excusa, que siendo sinceros no te crees ni tú…
En momentos así la frase de Maquiavelo me es recurrente como un martilleante argumento que no cesa “Mejor hacer y arrepentirse que no hacer y arrepentirse”; después de haberlo comprobado hasta el día de hoy puedo atestiguar que no puede tener más razón.

“ Y ahora, que hago yo con este cementerio de sueños y con toda mi mitad. Con esta deuda de afecto y con tanta libertad… Qué hago con este insomnio por las noches y la falta de apetito. Me dice alguien donde meto los reproches? y tu foto…:

LA PONGO O LA QUITO??”

Puede que amarte no sea lo mejor, pero es perfecto… tu lo eres. Porque amor es más que decir te quiero o saberlo…

Jueves...



Historia de una de mis historias...

Era jueves, y allí estaba ella, camina y pasa, yo me detengo y veo, ella en zapatos negros yo en mis gafas de miope. Perfil perfecto aerodinámico, cortando el aire a cada paso. Yo, absorto en las que eran mis ideas sólo sé que la vi entrar… Se sienta en frente, no lo dudo un instante y pregunto, aún intrigado por la luz que radia, su nombre.
 La palabra que vino después hondó en lo más profundo de mi ser. Su nombre se aferró sin vacilar en mi mente, y tengo por seguro que allí se quedará.

 Busco una mirada furtiva, un gesto, un comentario. Encuentro, no sin insistir, su alma en sus preciosos y marrones ojos.
- “Qué hora tienes”-  Preguntó, quizás para entablar conversación – “Son cuarto para las diez”- Y cuando escuché su voz aseguré que existía dios. Y en ausencia de un buen comentario pensé que me gustabas para cuñada de mi hermano.
Quedó la cosa ahí no sin antes volver a verla ir.

 Mis tiempos eran más que inciertos, y ella no era ni de lejos el tipo de mujer cuyo amor se me borraba con el café del día siguiente, el prototipo al cuál mi colchón se había acostumbrado en demasía.
 No, ella era diferente, ella portaba algo más y carecía de otras tantas, que tuve que descubrir tiempo después.

 Pareja dijeronme que tenía y aunque eso nunca fue un inconveniente me entraron reparos. Acaso era que me importaba aquella desconocida??
 Pasó algún tiempo hasta que la bendita inexactitud puso en mi camino a una niña, porque para mi lo era, que volvió a deslumbrar de nuevo, de forma definitiva esta vez.

 Poco a poco la fui conociendo, suavecito, sin afanes de imponer, con la característica axiomática del tacto de mujer, y en el caos de un infierno instaló su gobierno, y arrasó, suavecito.

 Los problemas no tardaron en surgir, la pérdida del norte a veces era mi mayor fantasma. Supe desde el principio que las cosas no serían fáciles.

Ocho veces juré que era la última, ochenta más me arrepentí. Sabía que su amor no pasaba más de lo profesional. Pero disfrutaba de todos y cada uno de sus gestos, miradas, roces, palabras… Que me elevaban como agua en el desierto.

 Quizás, y puede que ese fuera mi mayor error, obvié quién realmente era, una niña, hasta casi mayor de edad, pero una niña joder… No obstante, a ratos, creando dependencia me mostraba a la mujer de la que me había enamorado.
 Inteligente, atrevida, dulce, y esa mirada… No existen palabras bella que le hagan justicia a esos ojos que expresaban mucho más de lo que decían.

 Amaba a aquella mujer, pero yo bien sabía que era una quimera su reciprocidad. Una potencialidad, pero no una cualquiera, era el alma mather a la que amaba.

Tenía una cosa clara, podría haber optado por querer a la niña, pero no quise que fuera una más. Aunque quizás no hubiese sido difícil del todo hacerlo. Sabía que bastaba con ignorar para suscitar interés. No hay nada que les suela reconcomer y cree progresiva dependencia.
 No hay más que ver al tipo que solía acompañarla; Desprecio por nombre y puerilidad por apellido.
 Pero no quería eso no, no así… Yo quería más, quería darle mucho más de lo que tenía. De algún modo yo lo necesitaba también.

 Pero seguía empeñada en vivir con la mirada encuadrada, yo tenía por seguro que algún día abriría los ojos, pero algún día no es hoy. Siempre he sido de los que quiere ver progresos cada día.

 Me precipité, de eso no hay duda, cuando jugué de forma patética las cartas que me habían tocado. Quizás no fue tan mal, pero tampoco lo bien que me hubiese gustado y que tanto ansiaba, ni como ella realmente se merecía y merece.

 Y ahora qué?? “La noche tiene traje de esquimal, y tu buscando acción en la tv. Si decides verte bien pórtate mal, y de portarte mal avísame… No sabrás de los regresos sin partir ni sabrás lo que te acabas de perder” “Buenas noches, mi niña buena. Te mereces un diploma, moralina por andar inmaculadote en la pena por perderte tantos besos en la esquina.

 Mientras tanto ella camina y pasa, yo me detengo y veo…