Destruirse tiene
cierto componente erótico, casi consustancial al hecho de hacer el
amor con no más luz que una vela y la calefacción puesta a tope
para poder sudar más.
Recuerdo hace un
par de semanas aquel día que no pasó.
Una guitarra sonando
al unísono del hit hat desenfrenado de una balada de rock, tú
acostada mirando deseosa como niña al caramelo aún por abrir, yo,
perdida como mi camisa entre tu cintura perspicaz.
Cabalgar al baile
tan pícaro como travieso de tu mirada, impasibles ante la guerra
fría que se libra tras los muros de pladur de la habitación de al
lado, rebeldía que implosiona cuando estás a punto de explotar.
Bufar hacia arriba y ver a dios, morderte el alma en forma de orejas
y labios. Y gritar, gritarme a mi misma para recordar que siento y
sigo con vida.
Somos una, fluir
extasiada por un par de drogas alucinógenas, ver al ministerio de
los caidos entero si hace falta, pero estás aquí, y yo contigo.
El ritmo asciende
hasta el éxtasis, como el humo que echan los carbones aún prendidos
de la shisa de la mesa. Huele a canela y miel, tú a caramelo y sal
tostada con esa amalgama recurrente del entre sigue y el detente.
Agria, dulce y picante al mismo tiempo vuelves a explotar por segunda
vez, aquí, y yo contigo.
Probar sin el miedo
de volver atrás el sabor de tu ombligo, blasfemar prometiéndole a
los hados la vida por un segundo eterno más, no soy dueña de mí,
soy lo que soy y con eso me basta. Un gemido ahogado en tu garganta
por mi lengua para saber lo que son delirios de fascinación.
Apartada como un
peso muerto tras de ti caigo al colchón. Suspiras evocando a la más
bellas de las ninfas, te tiendes y no hay mejor vestido que el de tu
piel limpia y ajustada a la figura que dibuja la contraluz de la
cortina iluminada por la caricia matutina, sonrío aliviada de poder
haber dicho todo lo que te tenía que decir, el corazón que aún no
acaba la carrera. El contoneo inquieto y enclichado encima de las
sábanas de tu pelvis me vuelve a dar concesión. Desde luego sabes
lo que quieres y como querérmelo querer hacértelo.
Hola Romina.
ResponderEliminarSoy Brenda, la chica de la foto de calimero en el whatsapp. Es que sólo coincidimos en teoría de la comunicación, soy nómada tengo cada asignatura en una clase distinta;)
He pasado a leer el artículo porque me llamó la atención el título cuando nos pasaste la dirección por el grupo de "Resúmenes libros de Sobrino". Y tras leer el primero, no he podido evitar leer las dos entradas anteriores, ¿pero chiquilla como puedes escribir tan bien?
De verdad, es un placer leer lo que escribes. Me pasaré por aquí más veces.
Un beso escritora.
Muchas gracias, me alegro muchísimo que te gusten, personalmente a veces leo cosas de atrás y muero de la vergüenza de las carencias que tienen, pero supongo que eso es bueno ¿No?. Lo dicho, que te agradezco que te pases y me halaga que te gusten, intentaremos seguir con mucho más y mejor ;)
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