lunes, 16 de junio de 2014

D A T


D A T; dedicado a ti:

“Te escribo leyendo tu blog, de fondo suena la primera música aleatoria que salió. (Like Lions do) Nunca había oído melodía mejor… Si es que los  mejores “algos” de mi vida siempre vienen repentinos, y casuales…
 Te escribo para contarte porque no me volverás a ver, pero yo no podré evitar poder volver a jurar no volver a escribirte, y volver a recaer, y volver a escribirte, y tener el dulce premio de que mandes a la mierda.

 Fuiste tú la que me empujaste a escribir, a sacar todo esto afuera, así que pienso que en cierto sentido, una parte de esto te pertenece, a veces más de lo que podría creer yo mismo.
 ¿A qué coño viene todo esto pasado tanto tiempo? Ya a nada supongo… No me lo creo ni yo…

Todo fue culpa mía estaría dispuesto a decir,  pensé que yo era el que te salvaba a ti. Pero siempre fuiste tú la que me salvabas a mí… Tengo tanto y tanto que decir que siento y sé, que no podré decirlas todas de una vez…
Cada segundo pasadas las 4 de la mañana, cada risa sacada, cada… color… que se colaba. Cada palabra, cada dedo que rozaba la pantalla, cada mirada al monitor apagado e inerte, cada pensamiento, cada lágrima derramada, cada sentimiento, cada locura no consumada, cada una de las cuatro letras de tu nombre. Si es que hasta a veces vuelvo donde nos conocimos sólo por poder oir cómo sonaban los mensajes al enviarse. Todo, que se une, que golpéa, y que se va…

 Una vez me pediste que fuera sincero contigo, siempre lo mereciste… Pero es difícil serlo cuando no sabes lo que es la verdad. Supongo que lo único que conozco como verdad pasa por ti, y hasta eso lo corrompí. Jugar a ser mayor es difícil cuando nunca has sido muy pequeño, y en eso, amiga mía, llevo un poco de ventaja.
  Ahora sería muy fácil y llegar aquí y decirte las mismas palabras acompasadas y ñoñas de los cuentos que nadie se cree. Pero no estoy aquí para eso, no…
 Una vez me pediste que fuera sincero contigo, siempre lo mereciste… La verdad es que pasé mucho tiempo sin querer saber lo que era verdad y lo que no. Pero aún en esos momentos, aún cuando todo se torna en nada, la nada siempre tiene un “algo”. Y por mucho que queramos alejarnos para ver mejor el mar, hay “algos” que siempre serán “algos” por mucho que nos esforcemos en obviarlos, en olvidarlos, en… que no estén ahí, los “algos” forman parte de nosotros, y jamás, y escúchame bien. Jamás se irán…, se, que no nos abandonan nunca.

 A veces nos perdemos sólo para tener la oportunidad de volver a encontramos, porque en el fondo sabemos que no queremos perdernos ni demasiado ni para siempre. A veces hay que desaprender, sólo para tener la oportunidad de aprender de verdad. Porque hay cosas que se aprenden 2 veces en la vida, pero no 3… pero a veces sí 4…
Llega un día, que no tiene nada que ver, pero que cuando miras el calendario todo cobra sentido, hoy es 13 Junio… de 2014, y desde el 5 de mayo de 2013, han pasado 373 días.  373 días, desde que colgué el calendario y conté día por día, cada día, todos los días…
Una marca para cada uno, desde que los Sábados ya no se convierten en Lunes, desde que los lunes ya no esperan nada. Desde algo que me mató y marcó para siempre. 373 días que hubiesen sido un camino de rosas sólo con tener un “hola” tuyo por las mañanas.

No soy de excusas, tampoco de echar la culpa a nadie, se que ambos dijimos cosas, que se malinterpretaron otras, pero también se, que quién tuvo la culpa, fui yo.
 Y lo asumo, porque cuando se juega con fuego lo mejor que te puede pasar es que te termines quemando. Nunca quise que nadie se quemase conmigo. Jamás pensé que si alguien lo haría serías tú.

De todo aprendí algo, “algo” que también a contribuido a que hoy escriba esto, algo y “algo” que me ha hecho crecer, de veras…

La verdad es que me olvidé demasiados ratos de quién era, no es que me vengan las epifanías de vez en cuando, es simplemente que no vienen cuando tengo la oportunidad de expresarlas.

 Mucha gente se mete de por medio, que si está lejos… Que si esto es pasajero, que si les importa una mierda, que si poco más que te instan a dar la patada. Como si esto fuera algo efímero. Sabrán ellos de algo… Que sientan cátedra para juzgar desde lejos a mil millas, con la vista a un palmo corta.

 Luego aparecen terceras en discordia, y no me avergüenza decirlo, aunque sí me apena tener que relatarlo. En mi defensa diré que me recordaba a ti, era todo lo contrario a ti, pero eras tú. Tendrías que haberte visto, eras tú… Desnuda al salir de la ducha, o en una cama ajena, con los labios entreabiertos, con el dulce y jadeante compás del amor, dormida, con los pies descubiertos y los brazos abiertos, con tu alma en cada verso…, con la mirada fulgurante que te advierte que cuanto crees, se te torna incierto.  Porque créeme, no eras tú.
Ni que decir tiene que nunca manché ni se me ocurrió por un momento corromper lo que fue. Si algo ocurrió fue después dejar todo sentenciado, o eso me gustaría decir. Mas, mejor dejamos las historias de cuento para los ingenuos.

En fin, supongo que me recordaba demasiado a ti, ayudar a levantar a alguien así, era, ayudarte a ti. Ttambien supongo que como excusa suena más bien floja, pero la existe la verdad… y… ¡La Verdad!, y la mía no deja de ser menos cierta. La cosa me llevó por sitios donde nunca me sentí muy identificado, ¿y sabes porqué? porque yo estaba ahí, a tu lado, pero esa no eras tú, porque V´s, V´s sólo hay una… No doy nombres, ya sabes, no me gusta. Pero si algo aprendí fue a no ver lo que no hay en quién no es, y a ver lo que es, en quién sin embargo, sí es. No arreglar lo que no se ha descompuesto es sin duda, la mejor opción.

Y aunque suene mundano, el sexo, el roce, los besos, una mirada, tu voz… Cuando todo va mal tan sólo oir tu voz hubiese bastado para que TODO se hubiera quedado en nada. Ni hablar del resto, lo hubiese asegurado durante mil años. Pero tu voz era lo más grande, tu voz y sentir que estabas a mi lado aunque hubiesen miles de km de por medio, eso ya no importaba.
 Lo peor es que aunque lo sabía, no lo supe hasta que todo fue demasiado tarde. Las cosas a veces no van bien, ahora, y gracias a ti entiendo que para que vayan simple y llanamente bien, sólo se precisa de un beso en las mañanas, tu voz, una mirada. Y la certeza inequívoca de que todo, irá bien. Porque es así, para que todo vaya bien, basta con hacer que vaya bien. Ahora SÍ lo entiendo.

Tuve que haber dado un golpe sobre la mesa. Si volviera a ver a ese niñato de hace un año le daría una hostia, pero de las bien dadas. Y al de hace un minuto también, ¿Porqué no?
 Tuve que haber reclamado lo que era mío de las manos ahítas de quienes creyéndose en la razón eran los más ignorantes, ahora se que para verlo tuve que perderlo todo, sólo para tener la oportunidad de llevarme tan sólo lo que yo quería, y desechar lo demás.
 Hoy lo que más anhelo y ansío es una cosa, y no es ningún secreto. Sólo quiero redimir las cosas que siento que debo redimir. Sólo soy un tío que ha sabido hacer las cosas demasiado mal.

 No estaba preparado y me perdí, ahora que me he encontrado, resulta que lo que he perdido es a ti…”

La sala sólo esta iluminada por una luz azul de un monitor que parece extinguirse. El reloj marca las once. Tan sólo adorna la estampa el pitido de la olla express en la cocina, una foto semidifusa en la mesilla de noche, y unas zapatillas desvencijadas en un rincón.
  Apesadumbrada la nota cae y se desliza sigilosa por el suelo, sólo hay un reguero de sangre que se marchita, sólo hay un cuerpo que escuadriña la nada…, inerte, sin consuelo.






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